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Anna Guarró

La abuela me regaló una cajita de cartón.

Adentro hay muchos botones, de todos los colores, formas, tamaños y materiales que puedan existir. Cuando tomé uno, mis dedos cosquillearon, muchas imágenes me llegaron a la cabeza. Me di cuenta que eran ¡Mágicos!

Hay unos cuadrados que brillan como conchas de mar, me los pongo en la oreja y escucho las olas chocar contra las rocas.

Cuando me pongo los de metal chicos me convierto en soldado, con los grandes en general, los que tienen una ancla me transforman en marinero.

Me encontré unos que brillan muy bonito, como los aretes de mamá. Esos los pongo con hilo alrededor del cuello.

Los de colores, me sirven para convertirme en galleta de gengibre. Cuando me pongo los blancos en la frente, soy un unicornio.

Como la caja no tiene cerradura, pegué dos abajo, dos arriba y los junto con un pedacito de mecate.

Pronto va a ser mi cumpleaños, de regalo voy a pedir más botones.