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Anna Guarró

Bianca y Carlota son muy amigas.

Empecemos con eso. Ya sabemos que, para entrar a El Pueblito en las Montañas, hay únicamente dos maneras… en sueños o que alguien mágico que viva ahí te lleve. Son las reglas de los fundadores, ni cómo hacerle.

Pero las reglas o, mejor dicho, la regla para que ellos salgan, es mucho más fácil… no dejarse ver. Eso es sencillo para quienes tienen el don de la invisibilidad, pero, los otros, tienen que ingeniárselas.

Por ejemplo, Carlota. Ya les dije que es muy amiga de Bianca.  Una es hada y, la otra niña como ustedes. Un hada común y corriente se puede volver invisible, pero su papá es humano.  Pero lo que ella hace es desaparecer nada más sus alas, así es una niña como Bianca.

Se turnan, una vez van a El Pueblito, otra vez, las puedes encontrar comprando palomitas en el cine.

Se preguntarán qué encuentra tan maravilloso en nuestro mundo.  Fíjense a su alrededor… tenemos cosas que no necesitan magia — escríbanme las que se encuentren —, animales y plantas diferentes. Aquí entra en la historia nuestro “asunto” y, van a ver porqué fue un gran, enorme problema.

La mascota de Carlota es completamente diferente a la que nosotros tendremos nunca. No, no es un perro, ni un gato, menos un perico, ¡uff!, ni pensar en un pececito… ¡Es un dragón! Que la verdad sea dicha, en El Pueblito eso es algo normal. Es más bien chico, a ella le cabe en la bolsa de su vestido, es rojo, con cuatro patas y, largo como serpiente.  Antes de que piensen que es venenoso, les aviso que las serpientes no lo son, quienes tienen veneno son sus primas, las víboras… veneno – víbora, así me lo aprendí.

Dow, el dragón, no puede salir de El Pueblito… nunca, jamás de los jamases. La verdad, es porque no saben qué podía pasar, acuérdense que no los humanos no entienden la magia como ustedes, los niñxs.  Pero, se sentía muy solo cada vez que Carlota salía a visitar a Bianca, además, de que quería mucho a la pequeña y, le encantaba jugar con ella a la pelota.  Si, exacto, como están oyendo. Bianca llevaba siempre una canica — acuérdense que Dow es chiquito — y, una la aventaba, el otro la traía de regreso… como lo hacen ustedes con sus perros.

Dow, cansado de que lo dejaran atrás, se hizo bolita en el fondo de la bolsa de Carlota. Si, ¡salió de EL Pueblito!

El dragón rojo largo como serpiente, con cuatro patas, se quedó dormido. Cuando se despertó, no había nadie en la casa, nuestra hadita no se llevó su bolsa.  Dow se empezó a poner nervioso y, comenzó a crecer. Eso lo hizo ponerse más nervioso. Se hizo un asunto de no acabar, nervios, crecía, crecía, nervios, hasta… que no cupo en la casa y, salió por una ventana abierta. Cuando eso sucedió, era enorme y larguísimo… como el metro — si no han visto uno, pídanles a sus papás que les enseñe una foto—.

Por buena suerte, muchos adultos han olvidado lo que era ser niños, por eso no ven la magia ni, las cosas mágicas que pasan siempre junto a nosotros.  Los pocos adultos que lo recuerdan, vieron al gran dragón y, corrieron gritando, alejándose lo más rápido que pudieron.  Los niños nada más lo vieron y, se quedaron paralizados… a ver, si pasa escurriéndose frente a ustedes una serpiente roja con cuatro patas y, cara de ¿dónde estoy?, ¿no harían lo mismo?

Dow tenía tanto miedo, que se trepó hasta arriba de un edificio, enroscándose como serpiente alrededor de sus 17 pisos — imagínense que tan grande era —, para buscar a su amiguita. Bianca y Carlota lo vieron antes.  Corrieron hasta la azotea.  Carlota trataba de hacer que Dow se metiera en la bolsa de su vestido, pero, el pobre dragón tenía tanto miedo que no podía hacerse chiquito otra vez.

Bianca pensaba y pensaba, hasta que se le ocurrió una idea. Buscó una bolita de cemento, como una canica, ya que la encontró, chifló y comenzó a jugar con ella.  Dow la veía, subía y bajaba la cabeza al ritmo de la pelotita. Poco a poco se iba calmando y haciendo más chiquito, hasta que nuestra heroína, aventó la bolita a la bolsa de Carlota y Dow se metió hasta el fondo, abrazando la canica.

Ahora ya sabemos por qué algunas criaturas mágicas no pueden salir de El Pueblito.